Periodismo bien hecho
Por Miguel Carvajal — 25/03/2011
Imagínate que en una ciudad de Andalucía, Murcia o Valencia un periódico lanza un soporte para medir la verdad o la falsedad de las declaraciones de los políticos y para testar el grado de cumplimiento de sus promesas electorales.
Imagina que un grupo de periodistas e investigadores estudian **a diario las declaraciones salidas de parlamentos autonómicos, consejos de gobierno, ministerios, ruedas de prensa, notas de agencia y resto de altavoces del **poder político.
Imagina que examinan su veracidad, que clasifican sus frases como verdadera, medio verdad o mentira. Imagina que además lo justifican con fundamento, con una redacción clara y en un soporte atractivo.
Imagina que también **miden las promesas electorales **del presidente del gobierno y controlan, durante toda la legislatura, su cumplimiento.
Imagina que ese equipo de reporteros recibe el premio más prestigioso de periodismo en España (imagina, imagina: aquí se los regalan entre ellos, según la trinchera mediática).
Bueno, deje ya la imaginación, me dirán. Sí, eso parece periodismo bien hecho. Ocurre en Tampa **(Florida), se ha exportado a ocho estados norteamericanos y también se aplica a políticos federales. Ganó el **Pulitzer en 2009.