Rumores, bulos, contenido viral y otras formas de cargarse la credibilidad del periodismo

Por Miguel Carvajal — 11/02/2015

Una usuaria tuitea una noticia falsa de El Confidencial. En esta ocasión el prestigioso digital ha sido víctima de la atribución de una cita falsa en cadena: un medio reporta unas supuestas declaraciones del Papa, otros se hacen eco y juntos otorgan apariencia de verdad a un bulo. El propio New York Times también cometió el error, aunque rectificó varios días más tarde.

Desgraciadamente, no siempre son tan insulsas las falsedades, ni todos rectifican. Medios que matan a protagonistas de la actualidad, publican fotos falsas de presidentes moribundos en el quirófano o imprimen diarios con necrológicas imaginarias. No solo se trata de fichajes de futbolistas, son informaciones de todo orden que nunca fueron contrastadas. Un defecto, por supuesto, nada nuevo, pero ahora con los estoroides de las redes sociales.

El periodista Craig Silverman presentó ayer el informe “Mentiras, malditas mentiras y contenido viral”, un documento de 164 páginas en el que analiza cómo los medios digitales generan rumores y falsedades o contribuyen a propagarlos. Muchas veces, señala Silverman, estos bulos se propagan tratando de informar sobre ellos; otras veces se difunden por error, pero luego no se rectifican; y, en ocasiones, se publican para buscar más tráfico. Para Silverman, la fiebre del contenido viral está cargándose la credibilidad del periodismo.

Silverman está empeñado (para conocerle un poco más, esta entrevista de Silvia Cobo) en que la profesión periodística sepa contrastar y verificar la información, por eso publicó en 2013 el Manual de Verificación del Periodista, recientemente traducido al castellano. En su cruzada por recuperar la raíz del periodismo, fundó Emergent en septiembre de 2014, una plataforma dedicada en exclusiva a desmentir rumores y señalar quién los propaga y quién los rectifica.

Uno de esos rumores es el del paraíso para perros. A partir del análisis de 1500 noticias sobre más de 100 bulos publicados en el último cuatrimestre de 2014, Silverman ha destripado cuál es el círculo vicioso de la propagación de estos rumores y cómo los medios digitales los alimentan obsesionados por generar tráfico y visitas desde las redes sociales:

“Con frecuencia los medios de comunicación son culpables de propagar infundios, rumores, falsedades y contenido viral dudoso contaminando el torrente informativo digital. De hecho, el llamado contenido viral realmente no se convierte en tal hasta que los sitios periodísticos lo destacan. Avalanzarse sobre información no contrastada y publicarla revestida de palabras que parecen acreditarla solo contribuye a darles más credibilidad. Estas son prácticas totalmente opuestas a la esencia del periodismo como disciplina de verificación y a su papel de servicio público”

Estas son algunas de las claves del informe:

  • Los periodistas escriben sobre rumores sin advertir de forma clara que hay bastantes dudas en su veracidad. Emplean recursos como “algunas fuentes señalan”, “se dice que”, que generan una apariencia de verdad y confunden al lector.

  • Los periodistas y los medios hacen poco por confirmar las historias antes de escribir sobre ellas. Muchas veces bastaría con tirar del hilo en la cadena de links para descubrir que el origen del rumor es un sitio no periodístico, satírico o amateur.

  • Los periodistas y los medios emplean titulares más contundentes que los datos que manejan, y la audiencia tampoco lo sabe. Los lectores retienen la información del titular, como bien se explica en las facultades, por eso hay que extremar el mensaje que se transmite en ese nivel de lectura.

  • Los periodistas y los medios muy pocas veces siguen (follow-up) el tema después de publicarlo. No es de extrañar que apenas se dedique esfuerzo a esto último porque con frecuencia no se aporta valor añadido ni fuentes propias ni investigación a la información recogida donde quiera que sea. El potencial de tráfico generado por un bulo es tan alto que, con frecuencia, se pasa al siguiente rumor antes de poner esfuerzo en desmentir el previo. Un círculo vicioso de desinformación.

Para evitar estas prácticas, Silverman recomienda varios métodos:

Para no caer en el rumor:

  • Entender el impacto del medio.
  • Establecer un estandar de verificación.
  • Evaluar antes de difundir.
  • Advertir del rumor cuanto antes y rectificar la información.

Para desmontarlos:

  • Desmontar la idea, no la persona.
  • Contar la historia sobre el rumor.
  • Eligir las fuentes adecuadas.
  • Ser positivo.